Se cuenta que el dios griego Zeus, que era infiel a su
esposa, tuvo un hijo llamado Heracles (Hércules, para los romanos) de su unión
con Alcmena. Al enterarse, Hera hizo que Alcmena llevara en el vientre a
Heracles por 10 meses, y trató de deshacerse de éste mandando dos serpientes
para que mataran al bebé cuando tenía ocho meses. Sin embargo, Heracles pudo
librarse fácilmente de ellas estrangulándolas con sus pequeñas manos. Heracles
resultó ser el favorito de Zeus. Sin embargo, el Oráculo decía que Heracles
solo sería un héroe, puesto que era mortal. Para ser un dios inmortal debía de
demostrar una valentía digna de un dios.
Una vez que llega el mito hasta este punto, hay dos
versiones distintas.
Una de ellas dice que Hermes, el mensajero de los dioses,
puso a Heracles en el seno de Hera, mientras ella dormía, para que mamara la
leche divina pero, al despertar y darse cuenta, lo separó bruscamente y se
derramó la leche, formando la Vía Láctea.
Otra dice que Atenea, la diosa de la sabiduría, convenció a
Hera de que Heracles mamara de ella, ya que era un niño muy lindo, pero resulta
que Heracles succionó la leche con tal violencia, que lastimó a Hera, y le hizo
derramar la leche.
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